Thursday, December 06, 2007

Ya a la venta el DVD

El DVD del largometraje documental Estrellas de La Línea, premiado en once festivales, viene con subtítulos (opcionales) en inglés, además de un especial que muestra a las protagonistas en su gira por España.

Disponible en:

Take One More Videos (alquiler y venta) – 10a. Avenida 10-50 zona 14, Plaza Futeca, Local No. 25

Librería Sophos (sólo venta) – 4a. Avenida 12-59 zona 10, Plaza Fontabella, segundo nivel, local 1D

Librería Del Pensativo (sólo venta) – Calle del Arco No. 29, Antigua Guatemala

Las Cien Puertas (sólo venta) - Pasaje Aycinena, 9a. Calle entre 6a. y 7a. Avenidas, zona 1

La Lancha Restaurant (sólo venta) - 13a. Calle 7-98 zona 10

Proyecto Cultural El Sitio (sólo venta) - 5a. Calle Poniente No. 15, Antigua Guatemala

Casa Comal Arte y Cultura (sólo venta) - 15a. Avenida “A” 14-11 zona 10 (Oakland)

Mono Loco Bar (sólo venta) - 5a. Avenida Sur No. 6, Antigua Guatemala

Pedidos a:
estrellasdelalinea@gmail.com

Reconocimientos:

Festival Internacional de Cine de Berlín – Segundo Premio del Público

Festival de Cine Español de Málaga – Mención Especial del Jurado

Dignity and Work Festival (Polonia) – Primer Premio

Premios Ícaro (Guatemala) – Mejor Documental – Mejor Dirección – Mejor Edición

Festival de Cine de San Sebastián – Sección Made in Spain

Festival de Cine Gay y Lésbico (Hamburgo)

Karlovy Vary (República Checa)

World Film Festival (Montreal)

Hot Docs (Toronto)

Festival Internacional de Cine Latino (Chicago)

Festival de Cine Lésbico y Homo (Lisboa) – Mejor Documental

La piratería es economía y contribuye a la difusión de la cultura, pero no le reporta utilidades a las Estrellas de La Línea.

Si usted quiere apoyarlas, compre copias originales.

Friday, April 20, 2007

¡Noticia de última hora!

Desde hace algunos días, en la calle están disponibles ya a la venta las copias piratas de Estrellas de La Línea. La calidad no es óptima, pero al menos esta vez sí puede verse el documental completo. El precio de venta ronda los quince quetzales.

Las copias originales tardarán unos diez días más en salir al mercado, a un precio aproximado de ochenta quetzales. Información y pedidos: estrellasdelalinea@gmail.com.

La piratería es economía y contribuye a la difusión de la cultura, pero no le reporta utilidades a las Estrellas de La Línea.

Si usted quiere apoyarlas, compre copias originales.

Sunday, April 08, 2007

¿Qué ha sido de las Estrellas de La Línea?




Una vez terminado el rodaje, quedaron sentadas las bases para integrar una plataforma a partir de la cual las Estrellas seguirían encaminándose en la consecución de sus demandas, aprovechando los ofrecimientos de simpatizantes voluntarios que las asesorarían en materia de derechos humanos, psicoterapia, requerimientos para legalizar su situación migratoria y capacitación para aprender oficios alternos.

Pero las cosas se complicaron. Lo más difícil para ellas fue comprender las enormes ventajas que supone tomar acciones y pronunciarse en conjunto, como un equipo, en vez de hacerlo en lo individual. Esto en vista de su arraigada costumbre de resolver los problemas por cuenta propia, sin necesidad de nadie más, sumado al hecho de que, en realidad, la relación entre ellas es una extraña combinación de amistad y camaradería con rivalidad y mutua competencia. A ello agréguese otra dificultad: sacar tiempo, voluntad y fe de entre un día a día colmado de inestabilidad y malas noticias que aparecen de súbito y gratis.

Así pues, dado que el espíritu que inspiró la plataforma era la autogestión (no el asistencialismo), “poco a poco el movimiento se fue apagando”, según se explica en los últimos segundos del documental.

¿Qué ha sido de ellas?

Valeria trabaja ahora en las calles de la zona 9, ganando diez veces más que antes. Con tres décadas a cuestas, ya es abuela… y viuda: su novio, el marero, sentenciado a 30 años de prisión por homicidio, fue asesinado con lujo de saña en noviembre del 2008.

Lupe, la portera lesbiana del equipo, fue puesta otra vez en prisión por asaltar autobuses. Vilma se separó de ella. Viuda por partida triple, tiene 38 años, siete hijos (más otros tres recogidos), tres nietos, y en el 2007 dio a luz a una niña más, asmática. El año anterior le tocó enterrar a su hermano y a uno de sus ex maridos.

Kim huyó a Nicaragua llevándose consigo a un hijo de Vilma, menor de edad. Regresaron a Guatemala y vivieron juntos por un tiempo. Ahora ella alquila el cuerpo en otro sector de la ciudad.

Carol trabajó en un lupanar ubicado a inmediaciones de La Terminal, en la zona 4 y recientemente volvió a instalarse en La Línea. Continúa viviendo con Beto, el cónyuge de quien ha seguido recibiendo palizas y con quien procreó a una segunda hija.

La Seca se gana la vida todavía en La Línea.

Beatriz abandonó el oficio de prostituta, obtuvo recientemente su título de cultora de belleza y labora a medio tiempo en una fundación para la prevención del SIDA, encargada de concienciar en materia de higiene a hombres que tienen sexo con hombres. En el 2007 contrajo nupcias por lo civil y a finales del 2008 abrió un puesto de comida nicaragüense en la llamada “Pequeña Managua” de la capital guatemalteca.

Kimberly, el/la extrovertido/a entrenador/a, continúa diseñando vestidos y trabaja en la misma fundación que Beatriz.

Susy dejó también el sexoservicio y ahora atiende un puesto de chucherías en la Cruz Roja. Con inmensa alegría logró cumplir dos de sus sueños largamente acariciados: alfabetizarse y aprender el oficio de corte y confección.

La otra retirada es Ericka, quien antes de dedicarse a la prostitución había logrado sacar un diploma que la acredita como secretaria. Uno de sus clientes le propuso matrimonio y ahora viven casados. En septiembre del 2007 tuvieron una niña y al año siguiente un niño. Hoy trabaja como vendedora de tarjetas de crédito.

Maribel vive a salto de mata, huyendo de los salvatruchas que la amenazaron de muerte.

La China también huyó en su momento de mareros y policías, y hoy vive de ilegal en Los Ángeles.

Mercy aprovechó el viaje que la llevó a España al estreno del documental para quedarse a probar suerte en Madrid. Se ha ocupado en varios empleos, y de cuando en cuando retoma el comercio sexual. Con lo ganado, logró reunirse allá con su hijo mayor y espera pronto juntar más para llevarse también al menor. Su marido, Calín, espera turno pero la tiene difícil después de enredarse con una muchacha de 16 años y procrear con ella a una hija.

Y Marina, la célebre triste borracha, en septiembre del 2006 enviudó de Carlos, muerto de cirrosis por los excesos con el alcohol. Su semblante, sin embargo, mejoró al recuperar el ojo de cristal que le faltaba. Grabó una placa musical donde canta sus boleros favoritos, y que fue presentado a teatro lleno en agosto del 2008. Al año siguiente se le diagnosticó un cáncer terminal en el colon. Murió con las luces del día 27 de octubre. Tenía 70 años.

Algunos comentarios


“Por eso estamos luchando ahora, para defender nuestra dignidad, que no nos vengan a hacer de menos por lo que hacemos. Aquí no le estamos quitando nada a nadie. Lo que hacemos es algo muy común, lo único es que nosotras sí cobramos”.
Mercy, protagonista

“Para mí es un honor ser puta. ¿Por qué? Porque no le estamos haciendo daño a nadie. Al contrario, le hacemos un favor a la sociedad, porque así no violan a muchas patojas”.
Carol, protagonista

“No se puede pretender que en un club privado juegue fútbol un equipo de meretrices con un equipo de señoritas del más alto nivel social y económico del país. ¡Qué de a huevo!”.
Jorge Palmieri (elPeriódico)

“Los promotores de las Estrellas le hacen un flaco favor al movimiento de derechos humanos al violentar a quienes deberían ganar la causa. Y de hecho, también le hacen un flaco favor a las Estrellas, al exponerlas innecesariamente al rechazo y la humillación pública, para ellos poder divertirse y hacer su reality show”.
Dina Fernández (Prensa Libre)

“Si los promotores de esta brillante idea buscan, sinceramente, mejorar la calidad de vida de las prostitutas ¡deben ayudarlas a salir de ese «estilo de vida»! Lo peor que pueden hacer es condonarlo, promoverlo o alentarlo de esta manera”.
José Raúl González Merlo (Prensa Libre)

“Para rodar buena ficción se necesitan talento y medios. Para producir un gran documental, sólo talento. La mayoría de las veces, no el talento del director, sino el talento de los miles de grandísimos actores callejeros que existen esparcidos por el mundo”.
Chema Rodríguez (Revista Magna Terra)

“Aquí no hay diálogos de carísimo taller de guionistas, ni ellas tampoco son princesas: son súbditas, a veces bufones, en un mundo que las usa para suplir sus carencias afectivas y sexuales”.
Pere Vall (Revista Fotogramas)

“El documentalista Chema Rodríguez dio una de las sorpresas del pasado festival de Málaga con esta película honesta y tierna sobre la historia de una docena de putas de la capital de Guatemala que, para llamar la atención sobre sus pobres condiciones de vida, deciden crear un equipo de fútbol femenino. La formación del 11 titular le sirve para meternos en la vida de unas mujeres anónimas, escoria para una parte de la sociedad. Rodríguez las deja hablar, las escucha, se convierte en su cómplice al acompañarlas a los partidos. Los comentarios, llenos de juicio y humanidad de las prostitutas y de sus acompañantes son capaces de hacernos reír y emocionarnos por igual, hasta convertirse en nuestras heroínas”.
J. A. (Revista Cinemanía)

“He aquí un producto hecho desde la modestia, sin otra pretensión que, como querría cualquier buen documental, rasgar el velo que impide socialmente ver un problema que, por distante que parezca (en realidad, lo que se cuenta ocurre en Guatemala), bien podría pasar aquí al lado; y que, tras la apariencia de un conflicto simple, esconde no obstante una hermosa lección de vida”.
M. Torreiro (El País)

“Sin duda el cine español está viviendo uno de sus mejores momentos en el género documental. Y buena muestra de ello es esta espléndida y dura pero a la vez tierna película sobre mujeres que quieren alzar la voz. Pero no lo tendrán nada fácil en una sociedad llena de prejuicios. A través de su discutir entre partido y partido, vamos conociendo la triste vida de estas mujeres: sus miedos, su pasado, sus ilusiones. Pero la cámara de Chema Rodríguez no juzga, sólo muestra lo que sucede ahí fuera. Ni más ni menos”.
B. M. (Metro)

Estrellas de La Línea

Texto: Maite Garmendia

“Prostitutas juegan partido de fútbol con estudiantes en zona 14”, “Equipo de prostitutas es rechazado en liga de Futeca”. Así fue como hace un par de años, por estas fechas, se empezó a hablar y supimos de ellas: las Estrellas de La Línea. El rodaje de un documental sobre la vida de un grupo de prostitutas de ese sector de la capital sacó a la luz la “polémica” generada por un partido de fútbol jugado por las chicas en Plaza Futeca, zona 14. El tema no se centró, lamentablemente, en el fondo de sus reivindicaciones, en su difícil día a día o en las numerosas historias, experiencias y palabras que Carol, Vilma, Mercy o Valeria tienen para compartir.

Ahora, en cambio, con el estreno de la película en Guatemala, ¿qué pasará? ¿La sociedad guatemalteca se acercará a ellas con otra mirada? ¿El documental logrará que el foco de atención sobre su problemática genere cambios?

El martes 1 de agosto se estrenó la película en Guatemala. La sala estaba llena. Fue muy emotivo el primer pase de la película en el país de las Estrellas. Si bien muchas de las chicas ya no trabajan en La Línea, la mayoría llegó al estreno. Paradójicamente, o quizá no tanto, con ciertos reparos. Gran parte del desparpajo que habían mostrado en los estrenos anteriores en Alemania y España desapareció. La razón: el temor de que en Guate no fueran tratadas como Estrellas, no de La Línea, sino del celuloide.

Carol y Vilma, quienes junto a otras de sus colegas viajaron a España al estreno de la película hace dos meses, son más conscientes que nadie de que ciertos tratos que recibieron allá, quizá no se den a este lado del charco. Cuando estuvieron en España, las chicas disfrutaron la falta de prejuicios hacia ellas, el ser el centro de atención, que la gente se interesara por su historia, que lloraran y rieran al conocer sus vivencias. “Aquí, en cambio, va a ser la peladera de siempre”, decía Carol una semana antes del estreno en Guatemala. Más chistosa, Vilma sostenía: “Más de algo tiene que pasar, quizá nos tiren un tambo de agua”.

Y bueno, por lo menos, el día del estreno no fue así. Ante una sala llena, Marina –una exprostituta, tuerta porque un amante le golpeó un ojo, y que ahora se dedica a vender preservativos en La Línea– ofreció su talento en forma de bolero y hubo aplausos… y varios fueron los que lloraron con ellas y por ellas. Lloraron por la belleza de la película y el regalo que es para ellas. Pero también hubo lágrimas, porque su vida es tan puta como antes, o más. Ante la pregunta de “¿Volverían a hacer la película?”. Vilma, sin dudarlo, dijo que “sí”. Pero Carol fue clara: “Quizá no. Nos llenamos de esperanzas de que la situación iba a cambiar, y no cambió nada. De qué sirven las esperanzas e ilusiones, si luego todo sigue igual”.

Sin embargo, tanto Carol como Vilma apuestan a que ahora aún son posibles los cambios, a raíz de su estreno en Guatemala. ¿Estará Guatemala preparada para mirar la película de frente, sin apartar la vista de la realidad que ahí se muestra?

La noche del martes 1 de agosto, aunque algunas de las Estrellas se medio tapaban el rostro ante los flashes y las cámaras, estaban orgullosas. Orgullosas de mostrar su mundo, que no dista tanto del de otros mortales. Como dice Mercy, “lo que hacemos nosotras no es nada raro. Lo hace todo el mundo, la única diferencia es que nosotras cobramos”.

Hay que ver Estrellas de La Línea

Comentario de Rosalinda Hernández Alarcón
para Radio Universidad
Programa Buenos Días, 2 agosto 2006


Una sala de cine repleta, inundada por un público diverso, un silencio impactante previo a que iniciara la proyección. Ahí estábamos sentados, en butacas o en gradas, a la espera del estreno en Guatemala de la película Estrellas de La Línea, la cual ya ha recibido dos premios muy merecidos en Europa.

Una vez concluido el documental, los aplausos se extendieron, el bullicio demostraba el aprecio del trabajo fílmico. Un aspecto sobresaliente fue admirar las caras alegres de Vilma, Carol, Valeria, Marina, Kimberly y otras Estrellas que demostraban su gran satisfacción. Todas ellas acompañadas de familiares y amigos. Sin duda alguna, ellas sabían que esa noche eran las estrellas en la pantalla grande.

Las reacciones se fueron multiplicando: “Buenísima, me impresionó, me arrancó lágrimas y risas, está muy bien lograda”. Los abrazos para ellas, las Estrellas, también se repetían. Para mí representó una emoción fuerte apreciar que me recordaban, ya que meses atrás tuve la oportunidad de charlar con ellas, de temas que quizás nunca imaginaron: derechos humanos de las mujeres, derechos sexuales, formas de hablar en público.

Igualmente, Chema, Andrés y otros participantes en la producción de la película, compartían la emoción de ver el éxito de su trabajo. El documental es excelente. Mueve sentimientos de manera intensa. Refleja la vida de mujeres, cuyo anhelo es procurar que sus hijas e hijos estudien y coman bien.

Al contar sus historias mostraban esas facetas de la cotidianidad que viven ellas, quienes siendo prostitutas, primero son madres, como recalcaron durante la filmación. Con magistral destreza, sin afectaciones superfluas ni excesos, se fue develando el rostro de la pobreza en un sector de la capital guatemalteca, que no sólo ellas padecen. En especial se proyectó cómo las Estrellas de La Línea sufrieron la violencia contra sus cuerpos siendo niñas, la misma que miles de mujeres sufren dentro de casa.

La pregunta ahora es hasta dónde van a trascender los aplausos. Varias personas comentamos complacidas el reporte de que las regalías de la película también serán distribuidas entre las Estrellas. Las posibilidades para que dejen La Línea son escasas, que su vida nada fácil continuará, con la esperanza perenne de que con sus ingresos lograrán dar a su prole lo a ellas les negaron siendo niñas.

Lo cierto es que dentro de la adversidad que ellas viven, la filmación –en la un equipo de fútbol como escenario secundario– les abrió la oportunidad de valorarse, de difundir sus demandas y de tener vivencias no previstas. Gracias a su dedicación y valentía se conocerá una realidad lacerante que viven mujeres prostitutas en Guatemala y otras naciones.

¿Por qué hemos hecho esta película?

Porque la prostitución no es un delito, o no debería serlo. Es, como dicen ellas mismas, una opción de trabajo legítima para una persona adulta. Un trabajo casi siempre desagradable, es cierto, como otros muchos; pero no por ello se denigra y rechaza al trabajador, no por ello se le niegan sus derechos y se pone en duda su dignidad.

Porque detrás del rechazo a su visibilidad se esconden siglos de hipocresía y puritanismo. La prostitución no existe porque existan trabajadores del sexo, sino al revés: existe porque hay una demanda, y ver esa demanda como una perversión es la mayor de las perversidades, un acto de cinismo que suele esconder miedos seculares… miedo al otro, miedo al placer, miedo a lo diferente. Miedo e ignorancia.

La prostitución es un asunto complejo, y a su alrededor, como alrededor de todas las actividades clandestinas, pululan delincuentes y buscavidas. Regular la prostitución no solucionaría todos los problemas asociados a ella, pero ayudaría a cerrar los espacios de proxenetas y pederastas, además de ofrecer a los trabajadores una plataforma desde la que exigir el respeto que merecen.

Por eso hemos hecho esta película. Porque Vilma, Valeria, Mercy, Marina, Carol, la China o Kimberly no han cometido más delito que el de luchar día a día por sobrevivir en un mundo hostil que las usa, ataca y discrimina. Porque Vilma, Valeria, Mercy, Marina, Carol, la China o Kimberly sueñan, se apasionan y sufren como cualquier otra persona; y esto, aunque parezca una obviedad, aún es necesario contarlo.

Chema Rodríguez, director

Valeria, Vilma, Carol, Mercy, Marina

Novia del jefe Salvatrucha que controla el sector, Valeria es una de las pocas mujeres de La Línea que, siendo joven, realmente lo parece. Es guapa, vivaz y mueve las manos elocuentemente al hablar mientras sus palabras fluyen con facilidad. Habla de la violencia que padece a diario, del acoso de la Policía, de los asesinatos de mujeres, de los malos tratos y la discriminación que sufren a diario las prostitutas pobres.

El cuarto de Valeria queda cerca del de Vilma, madre de ocho hijos y cuyo último marido dejó embarazada a su primogénita, largándose con ella. Tiene 35 años y es abuela del hijo de su ex amante. Ahora es lesbiana y vive con Lupe, su novia.

Casi enfrente trabaja Carol, madre de una hija de tres años y pareja de Beto, el padre de la niña, un maltratador bien camuflado. En sus ratos libres, Carol lee los poemas de Neruda que le regaló un cliente y explica cómo, de pequeña, se las ingeniaba para jugar a las muñecas a escondidas de su madre, quien la regañaba porque tenía que trabajar.

A la vuelta vive Mercy, cuyo marido, Calín, es desempleado, pintor ocasional de brocha gorda y padre de su segundo hijo. En su casa reina la monotonía de un hogar cualquiera: se despiertan, preparan el desayuno para los niños y Calín los lleva al colegio mientras Mercy se maquilla y cruza la calle para ofrecerse frente a su cuarto.

Pero acaso el personaje más conmovedor sea Marina, una anciana de 66 años que trabajó en La Línea durante décadas. Ahora se dedica a vender preservativos, lavar la ropa para sus ex colegas, botar basura y hacer mandados a cambio de centavos. Le falta el ojo izquierdo. Se lo reventó un amante durante una discusión de borrachos. Otro amante le regaló un ojo de cristal, pero lo perdió en otra borrachera.

Una herramienta distinta
Tanto Marina como el resto de sus compañeras viven temerosas de la Policía, de los clientes y de los propios pandilleros. Son mujeres autónomas, sin proxenetas; alquilan su cuarto y se quedan con los beneficios, pero a menudo son forzadas sexualmente, robadas y asesinadas. Tenían en mente plantarse ante a las autoridades, hacerse ver frente a la sociedad, llamar la atención sobre su realidad, luchar por sus derechos y su dignidad. Querían reivindicarse, pero no sabían cómo.

Necesitaban una herramienta distinta, algo que les permitiera mostrarse como lo que son, como personas normales; ganarse el cariño o, al menos, el respeto de la sociedad. ¿Por qué no un partido de fútbol en Futeca? Si pretendían llamar la atención y trasladar un mensaje, nada mejor que atraer a los medios de comunicación; y una idea así, sin duda, giraría los lentes hacia ellas… aunque, para entonces, nadie hubiera podido imaginar cuánto y de qué manera.

Premio del público para Estrellas de La Línea en la Berlinale


Texto: Gabriel Caballeros, desde Berlín
20 febrero 2006


Tres salas llenas a más no poder. El público ocupando improvisadas sillas traídas de las oficinas administrativas de las salas Cinestar, en la Potsdamer Platz, e incluso personas sentadas en los alfombrados escalones de acceso de la sala número siete. El telón se abre e inicia una catarata de imágenes de Guatemala ciudad que poco a poco va penetrando por los ojos de un público de lo más diverso. Representantes de prensa, catedráticos universitarios, miembros de la solidaridad internacional y ciudadanos de otras tierras latinoamericanas y europeas, así como berlineses de a pie conocedores de las contradicciones de Guatemala y que en esta 56ª edición de la Berlinale y 25ª edición de la sección Panorama, han acompañado las exitosas presentaciones de Estrellas de La Línea en este festival.

Entre el público se contaba también con la presencia de personeros de la embajada guatemalteca en Berlín quienes, conmovidos, conversaron con los realizadores del documental. “Es importante que esta obra se presente también en suelo guatemalteco, porque a los chapines nos hace falta espejos en los cuales vernos reflejados, y reconocer así la hipocresía y las contradicciones que, aunque nos rodean, no advertimos. Ojalá que este trabajo contribuya a que segmentos sociales históricamente excluidos unos de otros aprendan a conocerse, y más aún, a convivir entre sí”, comentó Andrés Zepeda, asistente de dirección del largometraje.

Al cierre del festival, la noche del pasado domingo 19, Estrellas de La Línea recibió uno de los premios del público, quien prefirió la obra de entre los cien largometrajes listados en la sección Panorama. La producción hispano-guatemalteca fue superada sólo por el documental israelí Paper dolls.

Más allá de este honor concedido por el público, Estrellas de La Línea logró trascender las categorías del Festival berlinés, tomando parte en diferentes actividades de la sección Teddy Award, centrada en obras que abordan la temática de género y los derechos de la población homosexual.

Comunicado de prensa No. 4

24 enero 2006

Por este medio informamos que el documental Estrellas de La Línea ha sido seleccionado, junto con otros 15 largometrajes, para participar en la sección Panorama del programa oficial de la 56ª edición del Festival Internacional de Cine de Berlín, que tendrá lugar en la capital alemana del 9 al 19 de febrero.

Estrellas de La Línea es una de las 400 obras, de entre 4,000 películas inscritas, que fueron admitidas en la muestra oficial; hecho que desde ya consideramos meritorio, al margen de la posterior decisión del jurado.

Según consta en la programación, Estrellas de La Línea se exhibirá el viernes 17 de febrero. En su momento daremos más detalles sobre el resultado que derive de la votación final.

Estrellas de la Línea narra la historia de un grupo de prostitutas que, en agosto del año antepasado, decidimos formar un equipo de fútbol con el fin de llamar la atención sobre nuestros problemas. El documental registra las acciones de desprecio que sufrimos en un torneo debido a nuestra condición, y recorre la polémica que nos granjeó el rechazo de una parte de la sociedad y el apoyo de otra.

Valeria Portillo
Portavoz

Andrés Zepeda
Periodista

Comunicado de prensa No. 3

14 octubre 2004

Las Estrellas de la Línea hemos sido invitadas a participar en un torneo amistoso en el que jugará también un equipo femenino integrado por periodistas y otro por mujeres policías. El reto se realizará en los campos de la Policía Nacional Civil de la zona 6 (comisaría 12), el sábado 16 a partir de las nueve de la mañana.

Valeria Portillo
Portavoz

Vilma Martínez
Portavoz

Andrés Zepeda
Periodista

Comunicado de prensa No. 2

6 octubre 2004

Por este medio informamos que las Estrellas de La Línea hemos concluido con éxito una gira que nos llevó por varios departamentos de Guatemala, y que las distintas fechas de ésta fueron atendidas y apoyadas por los pobladores de los lugares donde hemos jugado.

El lunes recién pasado, en la cancha municipal de la isla de Flores, se dio por fin nuestra primera victoria, al ganarles 3-0 a Las Indomables, equipo integrado por trabajadoras del club La Querencia, establecido en el vecino municipio de San Benito, Petén.

Informamos también que las Estrellas de La Línea jugaremos un partido internacional, a realizarse el próximo domingo 10 de octubre en San Salvador, El Salvador, ante un equipo formado por prostitutas locales.

Por otro lado, hacemos de su conocimiento que las Estrellas de La Línea hemos decidido formalizar nuestra organización creando una plataforma legalmente instituida, por medio de la cual nos proponemos consolidar el esfuerzo que realizamos para que el Gobierno y la sociedad avalen las reivindicaciones resumidas el decálogo que en su momento hicimos llegar a la prensa.

Dicha plataforma se financiará con beneficios que reporte la película documental que se está realizando sobre nuestra historia.

Valeria Portillo
Portavoz

Vilma Martínez
Portavoz

Andrés Zepeda
Periodista

Comunicado de prensa No. 1


22 septiembre 2004

Por este medio convocamos a una rueda de prensa, a realizarse este jueves 23 de septiembre a las 10:00 horas en la 9ª Calle y Avenida del Ferrocarril zona 1, para comentar los acontecimientos suscitados recientemente a consecuencia del partido de papi fútbol que jugamos en Futeca zona 14, e informar sobre las actividades que tenemos programadas a corto plazo, que realizamos para denunciar la discriminación que sufrimos por parte de una sociedad que nos rechaza por el hecho de ser prostitutas.

Hace cuatro días se produjo en Guatemala uno de los muchos actos de intolerancia social que ocurren a diario. Éste se diferencia de los otros en que tuvo lugar con la presencia de los principales medios de comunicación del país. Hacía ya un mes que las Estrellas de La Línea nos habíamos inscrito en el campeonato de papi fútbol femenino de Futeca zona 14. El pasado sábado 18 jugamos nuestro primer partido y las reacciones no tardaron en llegar.

Al terminar el encuentro deportivo, las chicas del equipo contrario y sus familias se dirigieron a las oficinas administrativas de Futeca para exigir nuestra expulsión con argumentos basados en prejuicios e ignorancia sobre temas tan importantes como los derechos humanos y el sida. Se han llegado a afirmar frases como que el sudor podía contagiarles esa enfermedad y que exigían cambiar la alfombra sobre la que jugamos porque una de nuestras jugadoras se raspó y dejó su sangre en ella.

Además de desconocer cómo se trasmite el sida, algo sobre lo que debería educarse en los colegios a los que van esas chicas, quienes hicieron los comentarios parten de la prejuiciosa seguridad de que las jugadoras del equipo Estrellas de La Línea padecemos dicha enfermedad, algo que no vamos a desmentir porque sería darles un gusto que no merecen. Nuestra profesión nos obliga a cuidados y revisiones periódicas que, con toda seguridad, no tienen las personas que demuestran semejante ignorancia sobre el tema. Esta es una de las reivindicaciones que aparecen en el decálogo que entregamos el pasado sábado: campañas efectivas sobre el uso del preservativo y las enfermedades de transmisión sexual.

Nada tenemos contra Futeca, mucho menos contra las chicas a las que nos enfrentamos el sábado; reacciones como las suyas son sólo una expresión del rechazo y la discriminación que sufrimos a diario. Nuestro objetivo es llamar la atención sobre este hecho cotidiano y nuestro deseo es mostrar que somos mujeres como las demás, que tenemos el derecho a jugar al fútbol o a realizar cualquier tipo de actividad sin ser discriminadas por nuestra condición de prostitutas.

Futeca alega que nuestra porra dijo palabras soeces y que no es permitido ingresar mantas ni repartir volantes. Negamos que la porra hiciese otra cosa más que animar con los gritos y cánticos usuales. En cambio, fuimos nosotras quienes, en repetidas ocasiones, soportamos los insultos de las jugadoras del equipo contrario.

Por otro lado, en ninguno de los artículos del reglamento interno de Futeca se estipula que esté prohibido entrar mantas ni repartir volantes. En cualquier caso, ninguna de las presuntas faltas justifica la expulsión. Es evidente que ésta se produce por la presión que los otros equipos han ejercido ante la posibilidad de tener que compartir un terreno de juego con mujeres cuyo trabajo es la prostitución.

Como no se nos permite jugar en Futeca, invitamos por este medio a todas las mujeres, prostitutas o no, que estén interesadas en jugar con nosotras. Nos trasladaremos, si es necesario, hasta el último rincón de la República para demostrar que sí podemos. El próximo partido lo jugaremos este sábado 25 de septiembre contra nuestras compañeras del Club Oasis de Amatitlán. El encuentro tendrá lugar a las 9 de la mañana en los campos municipales, situados a la entrada de la ciudad. Nos ponemos a disposición de todos los medios para reflexionar y debatir sobre cualquier tema relacionado con el proyecto.

Valeria Portillo
Portavoz

Vilma Martínez
Portavoz

Andrés Zepeda
Periodista

Reivindicaciones de las prostitutas de La Línea

1. Las prostitutas de La Línea somos mujeres y madres antes que prostitutas. Reivindicamos nuestro derecho a ser tratadas con el respeto y la dignidad que merece cualquier ser humano.

2. Protección del derecho de custodia de nuestros hijos.

3. Reconocimiento de la prostitución como una decisión de trabajo legítima para una persona adulta. La prostitución es un trabajo como otro cualquiera; un servicio social que, aunque lo oculten, usan o han usado alguna vez la gran mayoría de los hombres.

4. Libertad para ejercerla sin discriminación social.

5. Libertad para dejar de ejercerla. Ofertas públicas y otras posibilidades profesionales con condiciones laborales dignas y salarios congruentes según nuestras necesidades.

6. Capacitación y apoyo por parte de la iniciativa privada.

7. Protección ante la violencia.

8. Detener el acoso de la Policía hacia las inmigrantes.

9. Persecución de la prostitución forzada.

10. Campañas para la población en general sobre la importancia del uso del preservativo.

Quiénes somos

Somos un grupo de prostitutas que trabajan en el sector conocido como La Línea, ubicado en la Avenida del Ferrocarril, entre 7ª y 10ª calles, zona 1, ciudad capital.

Decidimos formar un equipo de fútbol con la intención de llamar la atención de la sociedad guatemalteca, para así luchar por el respeto y la dignidad que merece cualquier ser humano.

Antes que prostitutas, somos mujeres y madres. Sin embargo, la sociedad guatemalteca nos discrimina. No tenemos garantizado el derecho de custodia de nuestros hijos, ni nuestro oficio es considerado una decisión legítima de trabajo para toda persona adulta que así lo desee.

Pedimos libertad para ejercer nuestro trabajo sin discriminación, y libertad para dejar de ejercerlo mediante ofertas públicas o privadas con condiciones laborales dignas y salarios acordes con nuestras necesidades.

Asimismo, pedimos protección ante la violencia que sufrimos como mujeres y prostitutas, persecución de la prostitución forzada y campañas para la población en general sobre la importancia de usar preservativos.

Las Estrellas de La Línea surgieron cuando los anhelos de reivindicación que hemos acariciado desde hace años coincidieron con la iniciativa de dos periodistas de realizar un documental sobre nuestro trabajo. Manifestarnos del modo tradicional nos parecía poco efectivo; entonces, se nos ocurrió formar un equipo de fútbol para demostrar que somos personas normales que podemos y tenemos el derecho de relacionarnos con el resto de la sociedad sin trabas ni prejuicios.

Las Estrellas de La Línea

De cómo un grupo de mujeres prostitutas
de La Línea formó un equipo de fútbol,
se apuntó a un torneo en Futeca zona 14,
llamó la atención de la Prensa,
se ganó la animadversión de muchos
y la simpatía de otros tantos;
y de cómo todo ello no fue
sino el punto de partida para contar,
por medio de un largometraje documental,
la historia detrás de un grupo
de maravillosos seres humanos.

Texto: Andrés Zepeda


En agosto del 2004 un grupo de prostitutas se organizó, formó un equipo de fútbol, llenó los requisitos para inscribirse en un torneo local y entrenó durante las tres semanas previas al primer partido. El sábado 18 de septiembre las Estrellas de La Línea se batían contra las Ice Devils en las canchas de Futeca, zona 14. En realidad se trataba de un montaje, y eso fue lo primero que objetó la sociedad guatemalteca a través de los medios de comunicación, en su mayoría financiados –e incluso controlados– por algunos de los miembros más conservadores de esa sociedad.

¿Un montaje? Sí, un montaje. El objetivo era no sólo jugar, sino aprovechar el juego –dentro y fuera de la cancha– para ventilar (y registrar) una serie de trapos sucios que muchos hubieran preferido nunca ver de cerca y en toda su impudicia. ¿Por qué en Futeca?, se preguntaban, consternados, y con razón. ¿Y por qué no?, reponían otros, con más razón aún.

La emisión nocturna del noticiero Guatevisión de ese mismo día divulgaba ya la noticia, a pesar de las presiones de algunos sectores poderosos obstinados en que el asunto no pasara a más: los mismos sectores que consiguieron que el hecho, y sus numerosas y condimentadas secuelas, ni siquiera obtuvieran mención en Siglo Veintiuno, Nuestro Diario, El Quetzalteco, Noti 7 y Tele Diario, y que apenas fueran referidos, a cuentagotas, en Prensa Libre y Al Día. No fue sino gracias a los espacios informativos que elPeriódico y La Hora les dedicaron, así como a la subsecuente avalancha de columnas de opinión y cartas de lectores, que el incidente cundió como es usual en este país tan ávido de cotorreos y sensacionalismos. ¿Que un vulgar partido de fútbol no merecía tanta atención mediática? Eso es muy discutible. Cabe insistir otra vez en que no se trataba de un juego de pelota común y corriente.

El efecto de la prensa (en restringir la información propiamente dicha, a la vez que difundía sólo las opiniones) fue fundamental para que el país se hiciera una idea, en el mejor de los casos, parcial (cuando no decididamente sesgada), tanto de lo ocurrido como de sus orígenes y repercusiones. Por el contrario, alrededor del mundo el asunto fue mejor comprendido por los medios y, por consiguiente, mejor explicado. Notas publicadas en lugares tan disímiles y remotos entre sí como Australia, Turquía, España, Noruega, Francia, Panamá, Holanda, Japón, Inglaterra, México, Dinamarca, Estados Unidos, Argentina y El Salvador abordaban no sólo el acontecimiento sino su contexto, aprovechando las innumerables aristas noticiosas que este ofrecía.

Se dijo que se trataba de un montaje porque tanto el partido como la idea de formar el equipo eran parte del libreto de una película documental de corte independiente escrita –y posteriormente dirigida– por un periodista y escritor español (nacido en Sevilla) de nombre Chema y de apellido Rodríguez, financiada con préstamos bancarios y dinero de colegas, familiares y amigos. El equipo de producción lo conformaba él y tres personas más: un asistente madrileño apodado el Vuke, un camarógrafo guatemalteco llamado René Soza y un comodín mixqueño: el mismo que suscribe estos párrafos, preparados con la intención de llenar algunos vacíos informativos y movido por el ánimo de hacer accesible la historia que nadie quiso relatar.

Una noche en Maruja’s
Inveterado trotamundos, Chema Rodríguez vino a Guatemala por primera vez en 1989 y desde entonces, por motivos incomprensibles, ha seguido visitando nuestro país a razón de una o dos veces por año. En una de tantas surgió la idea: lo acompañaba El Vuke y otros paisanos, quienes se encontraban de farra disfrutando la amable compañía de sendas anfitrionas en el hoy desaparecido club Maruja’s. La conversación, inspirada y desinhibida por influjo del alcohol, giraba alrededor de las dos pasiones capitales de todo macho que se precie: el sexo y el deporte. En esas estaban cuando Chema le sugirió a una de las chicas incorporarse al equipo femenino de fútbol que él patrocinaba, y que por entonces competía en un torneo local. No sólo ella sino varias de sus compañeras se entusiasmaron con la idea, no obstante lo cual (como es frecuente en tales circunstancias) el chispazo quedó diluido entre amnésicos pactos de ebrio envalentonado, choque de vasos, gritos de júbilo y sonoras carcajadas.

Años más tarde, Rodríguez (que para entonces había ganado ya cierta reputación en su país como escritor y director de documentales por encargo de productoras como New Atlantis y TVE) conoció La Línea y quedó prendado por las características –sociales, culturales, laborales, económicas e incluso estéticas– que ofrecían tanto el sitio como sus habitantes. Por desgracia, realizar un documental en la zona era una idea a todas luces descabellada, teniendo en cuenta que el sector no ofrece las condiciones mínimas de seguridad; sin mencionar la cantidad de permisos inútiles (sinónimo también de interminables trabas) que hubiera sido necesario conseguir de manera oficial para poder rodar allí.

Una noche, a mediados del 2003, finalmente las piezas encajaron. Un grupo de pandilleros de Villa Nueva, pertenecientes a la Mara Salvatrucha (con quienes Rodríguez trabajaba de cerca registrando sus actividades cotidianas para un libro que aún no ha sido publicado), le comentaron que La Línea estaba controlada por una clica de salvatruchas amigos, los Santos Locos. El resto fue sólo cuestión de hacer una llamada, pactar una reunión informal y explicar los pormenores de un proyecto que, por lo demás, apenas empezaba a cobrar forma. La venia de los Santos Locos, así como su protección, fue crucial durante los meses siguientes. Las autorizaciones oficiales salieron sobrando: ya se sabe que en Guatemala resulta infinitamente más práctico decir perdón que pedir permiso.

La preproducción
Quedaba, pues, todo el trabajo por hacer. Lo único sentado eran las bases: la idea para un documental sobre La Línea, en cuyo desarrollo se entramaran las historias de las prostitutas que diariamente expulsan allí sus pujidos y sudores. De ser posible, tejer esos testimonios alrededor de un hilo conductor –el fútbol– que serviría como elemento lúdico (para alivianar el peso de las historias de vida narradas), y a la vez, como señuelo para llamar la atención de la sociedad (a través de la prensa) haciéndole llegar una serie de reivindicaciones. Había, pues, tres componentes narrativos: uno dramático, uno picaresco y otro político. Se establecía, además, una clara diferencia entre los hechos que serían registrados sin previa manipulación (los testimonios de las protagonistas y sus actividades cotidianas) y aquellos que, aunque reales, serían provocados intencionalmente (todos los demás). En realidad, se trata de un género mixto, cada vez más en boga en el cine de vanguardia, conocido como “documental creativo”.

Estaba claro que habría una utilización de las tragedias personales de las protagonistas para beneficio de los realizadores del documental, de manera que lo más ecuánime fue dejar abierta la posibilidad para que ellas también pudieran beneficiarse del proyecto. ¿Cómo? Aprovechando, a manera de plataforma de expresión, la notoriedad que les daría la película, y así mostrar su realidad y plantear una serie de demandas sociales concretas.

El siguiente paso fue ir a hablar con las más de 150 mujeres que, distribuidas en minúsculos cuartitos a ambos lados de la vía del tren, ofrecen sus favores sexuales entre la séptima y la décima calles de la zona uno: contarles acerca de la propuesta, preguntarles si tenían interés en participar, advertirles sobre una eventual sobreexposición mediática y darles una idea, aunque fuera vaga, referente a fechas, horarios, etapas y duración estimada del rodaje.

La mayoría rechazó el ofrecimiento con una mezcla de incredulidad y desconfianza, o sencillamente reaccionó como si estuviera hablándosele en chino. Otras dijeron que sí, llevadas sobre todo por la novelería, creyendo que se trataba de una broma tipo En la mira con cariño, o viendo la idea como un sueño demasiado estrafalario para poder hacerse, algún día, realidad. Muy pocas vislumbraron las posibilidades y creyeron en ellas. Unas treinta prostitutas quedaron fichadas, a cada una de las cuales se les realizó una entrevista con preguntas a profundidad sobre su pasado y presente, con énfasis en las causas que las llevaron a dedicarse a ése oficio y a ejercerlo en ése lugar.

Un dossier con las entrevistas fue enviado a España, con base en el cual Rodríguez empezó a darle forma al guión mientras intentaba conseguir, por aquí y por allá, fondos para financiar el proyecto. A falta de dinero suficiente, se acordó con los participantes –operadores técnicos, asistentes, protagonistas y colaboradores varios– que cada uno recibiría un pago mínimo, más un porcentaje de las utilidades de la obra, en caso ésta lograra mercadearse con éxito una vez terminada.

El rodaje
Por fin, en agosto del 2004, Chema Rodríguez y el Vuke aterrizaron en Guatemala para empezar las primeras secuencias. Fueron días de un trajín inusual en La Línea: la presencia de los intrusos despertó la curiosidad de algunos vecinos, así como la animadversión de ciertas trabajadoras celosas de su habitual privacidad (valga la aparente contradicción), y la envidia de todas aquellas que habían quedado fuera por negarse a creer que la cosa iba en serio.

La idea del fútbol no pudo recibir mejor acogida entre las seleccionadas, sobre todo al iniciarse los entrenamientos. Las autodenominadas Estrellas descubrieron muy pronto que el deporte, de hecho, puede ser un magnífico antídoto contra la rutina, el estrés y el agobio de sus no pocos (y sí muy hondos) problemas diarios.

Mientras tanto, había que asegurarse de inscribir el equipo en Futeca, trámite que resultó muchísimo más fácil de lo que habría cabido imaginar, tratándose de un club –supuestamente– tan exclusivo. Qué va: los requisitos para admitir a las Estrellas se limitaban a cancelar mil quetzales de anticipo y proporcionar el nombre del equipo, el de su representante y el de cada una de sus integrantes; nada más. Incluso se pidió autorización para ingresar cámaras el día del primer partido, explicando que se estaba grabando un documental. El permiso fue concedido sin requerirse mayores explicaciones.

A esas alturas, estaba ya suficientemente claro que las Estrellas debían jugar en Futeca zona 14, y no en otro lado. ¿Por qué? Porque sólo allí era posible prever alguna reacción por parte de un público que, en su mayoría, responde a un perfil no sólo conservador sino excluyente respecto a estratos socioeconómicos distintos. Por lo demás, nadie podía adivinar exactamente qué iba a pasar, de manera que tienden a exagerar (por decir lo menos) quienes pusieron el grito en el cielo viendo en todo aquello “una maquiavélica puesta en escena” obra “de morbosos y aviesos titiriteros”.

No es cierto, por ejemplo, que las Estrellas hayan sido llevadas a Futeca a fuerza de engaños (como algunos se atrevieron a insinuar) ya que, para empezar, ninguna de ellas tiene un pelo de tonta. Nadie sabía tampoco, hasta unos minutos antes de iniciarse el partido, que las Ice Devils, el equipo contrario, estuviera conformado por estudiantes de un exclusivo colegio privado de la capital, mucho menos que algunas de ellas fueran menores de edad. En todo caso, ¿qué más da si lo eran? No corrieron riesgo alguno, como pretendieron sugerir algunos padres de familia quienes, escandalizados, temieron que sus hijas fueran contagiadas con el virus del sida, delatando con ello sus alarmantes niveles de ignorancia (el sida no se transmite a través del sudor) y de prejuicio (que las Estrellas sean prostitutas no quiere decir que sean, también, seropositivas; al contrario, debido precisamente a su oficio están obligadas, por ley, a chequearse quincenalmente).

En resumen, cualquier daño psicológico infligido contra los asistentes fue resultado directo de la intolerancia del supuesto agredido más que de la agresividad del supuesto agresor. Las Estrellas llevaban consigo una nutrida porra de aficionados, entre los cuales había muchos niños. Todos ellos salieron ilesos, tanto física como mentalmente. Sin embargo, el equipo fue expulsado bajo la excusa de haber utilizado lenguaje “obsceno” dentro de la cancha. Con ello se cumplió uno de los objetivos del llamado montaje: evidenciar, frente a la prensa, que el rechazo y la discriminación en la sociedad guatemalteca son realidades palpables y tan recurrentes como esa ráfaga de balazos cuyo súbito retrueno nos estremece de tanto en tanto, recordándonos en qué país vivimos. El partido se perdió dentro de la cancha cinco a dos, pero se ganó con creces fuera de los encopetados campos de Futeca zona 14.

Putas, sí: ¿y qué?
Las Estrellas de La Línea no se dieron por vencidas. Aprovecharon el revuelo que ocasionó la expulsión y la avalancha de comentarios suscitados a propósito del incidente. Mientras, el equipo de producción del documental seguía de cerca todo lo ocurrido.

Convocaron a una rueda de prensa para informar que seguirían jugando, primero contra un equipo de colegas trabajadoras de un club nocturno en Amatitlán, luego en una gira deportiva entre prostitutas que las llevaría por Livingston y Flores, y más tarde contra una alineación conformada por mujeres policías, para concluir en San Salvador con lo que sería el primer encuentro internacional de fútbol entre prostitutas del que se tenga noticia; todo ello a modo de caja de resonancia para difundir sus reivindicaciones, dentro de las cuales exigían ser tratadas con dignidad y respeto, la protección del derecho a la custodia de sus hijos, el reconocimiento de la prostitución como una decisión legítima de trabajo y la protección contra la violencia civil y policial.

“¡Todo tiene un límite!”, exclamaba Jorge Palmieri en su columna (elPeriódico, 23 de septiembre). Cuatro días más tarde tildaba de “vergonzoso” el trabajo de ellas, agregando que “no se puede pretender que en un club privado juegue fútbol un equipo de meretrices con un equipo de señoritas del más alto nivel social y económico del país. ¡Qué de a huevo!”. Un mes después (26/10) volvía a la carga expresando que la prostitución “es una deshonra para cualquier mujer que se respete a sí misma. En vez de justificar lo injustificable, sería positivo y humanitario hacer algo para evitar que estas pobres mujeres caigan de manera «ineludible» en la prostitución y ayudar a salir de esa mala vida a quienes se envilecen con tan indigna ocupación”.

Por su parte, Dina Fernández (Prensa Libre, 27/9) sentenciaba, tajante: “En mi opinión, prostitutas y menores no se mezclan”, a la vez que acusaba a “los promotores de las Estrellas” de “exponerlas innecesariamente al rechazo y la humillación pública, para ellos poder divertirse y hacer su reality show”. Asimismo, Raúl González Merlo (Prensa Libre, 28/9) planteaba que “si los promotores de esta brillante idea buscan, sinceramente, mejorar la calidad de vida de las prostitutas ¡deben ayudarlas a salir de ese «estilo de vida»!”, porque “ellas ya han perdido su dignidad de mujeres”.

Al respecto, cabría retomar las reflexiones del escritor Carlo Frabetti: “¿Por qué la prostitución nos parece tan sórdida e indigna? Porque proyectamos en ella la sordidez de nuestra propia vida, nuestra propia indignidad de mercancías humanas. En una sociedad-mercado en la que todo se compra y se vende, en la que la inmensa mayoría de las personas venden la mitad de su vigilia (y la casi totalidad de sus sueños) por un puñado de monedas, la prostituta es la perfecta metonimia, a la vez emblema y chivo expiatorio, de la degradación colectiva. Pues la prostituta vende, literalmente, su cuerpo, mientras que los demás vendemos el alma, que no se ve (ni se toca), lo que nos permite proyectar nuestra humillación cotidiana, nuestra alienación, en otras servidumbres menos encubiertas, acaso menos hipócritas. Quienes consideramos que nuestra parte más íntima y personal es el cerebro, deberíamos reflexionar un poco sobre las múltiples formas de prostitución a las que nos aboca esta sociedad-mercado. Todos somos putas”.

La postproducción
Tras maratónicos meses de seleccionar imágenes a partir de 250 horas de material grabado, el documental terminó de montarse en Madrid, mientras la banda sonora se trabajaba en Guatemala. Una vez concluido, el trabajo fue inscrito y posteriormente admitido en el festival de cine de Berlín, donde en febrero del 2006 fue premiado gracias a la preferencia del público asistente. Luego, en marzo, el jurado del festival de cine de Málaga le otorgó una mención especial. Desde entonces ha seguido recibiendo invitaciones para participar en decenas de festivales alrededor del mundo –los palmarés obtenidos son ya más de trece.

Precedida de comentarios bastante halagadores por parte de la crítica especializada, Estrellas de La Línea fue finalmente estrenada en España el 12 de mayo, exhibiéndose simultáneamente en 35 salas. El 4 de agosto se estrenó en Guatemala, aún a pesar de que los sectores conservadores hubieran querido impedirlo con una oposición al menos igual de férrea a la que lograron al bloquear la noticia del partido en Futeca.

“En La Línea, un puñado de putas de bajo costo y altísima dignidad formaron un equipo de fútbol para hacer valer sus derechos. La idea se la sugerimos nosotros, pero la historia es suya”, explica Rodríguez (revista Magna Terra, No. 31). “Ellas se apropiaron de los acontecimientos desde la primera semana de rodaje. Nosotros pusimos la rueda sobre el camino y le dimos el primer empujón, el resto ha sido sólo poner la cámara en el momento y en el lugar adecuados. Es una historia real basada en hechos de ficción”.

Y concluye: “Para rodar buena ficción se necesitan talento y medios. Para producir un gran documental, sólo talento. La mayoría de las veces, no el talento del director, sino el talento de los miles de grandísimos actores callejeros que existen esparcidos por el mundo. ¿Realidad? ¿Ficción? Qué importa. La verosimilitud nada tiene que ver con lo real, sino con lo creíble, y eso es lo esencial: que la historia sea creíble y esté bien contada”.